Nepal




Parece difícil que quepa tanta inmensidad en este país que parece tan pequeño y deconocido. La inmensidad de la naturaleza, de las montañas, de los animales, de las personas...
En mayor parte me ha gustado mucho, me ha fascinado. Pero no se si se deberá al poco tiempo que hemos tenido (tan solo dos semanas), pero no me ha enamorado tanto como la India. En casi todo momento, menos cuando hemos estado en la montaña, me he sentido empujada dentro de una burbuja, la del mundo de los turistas. Hoteles, restaurantes, aceras para peatones, carreteras con asfalto, papeleras, menos suciedad, menos animales paseando a tu lado... un barrio de estas caratcterísticas tanto en la capital como en Pokhara, los dos sitios que hemos visitado. Un barrio, a mi parecer, no del todo real.
No negaré que no haya disfrutado de esto, me he dejado llevar por esta comodidad, me he relajado y la he usado, pero hubiese preferido haber tenido una alternativa. Si hubiesemos tenido más tiempo, supongo que la hubiemos encontrado.
Hay algo más que forma parte de esta burbuja de turistas, y es la magia de los encuentros entre viajeros. El hecho de encontrarte con ellos y establecer conexiones con un simple cruze de palabras, y que estas te acaben llevando a un café donde finalmente puedes tomarte una cerveza y compartir historias, aventuras, planes...Ver cómo se empatiza con estas  personitas por el simple hecho de encontrarse en estas circunstancias, y como pueden éstas convertirse en personitas más grandes, con las que compartirás un día de turismo, una cena, o varios encuentros hacia el Sur...

He vuelto a caer en las dudas y preguntas si  resolver de esta rueda del turismo, economia, contaminación, crecimiento...Poc a poc.

Esta situación de la burbuja turística impide que nosotros podamos conocer a los locales, su manera tradicional de vivir... e impide también que ellos puedan conocernos a nosotros... el trato con ellos se ve afectado, es distinto ya que va encarado al comercio, el negocio. Aquí para encontarte con un poblado local quizá tengas que coger un bus local durante 1h, (cosa que implica pasar por caminos llenos de baches que desaparecen entre ríos y rocas, saltar de tu asiento cada vez que has conseguido volver a recolocarte, eso si no vas de pie acolchado por el resto de sardinitas que te rodean, o quizá te toca subirte al techo) luego puede que debas hacer un trekking de 2h o ir en burro otras 2.

Pese a todo esto, sí encontramos mucha magia, compartimos las montañas, las vistas, las nubes que nos rodeaban, los tibetanos y sus historias... Y una noche que pasamos en unas cabañas típicas, hechas de barro y caca de vaca, sin luz, con un fuego para cocinar...muy real, muy precioso.

Volvemos a estar a en la India...con demasiado para contar!
Me estoy leyendo un libro que se llama A fine balance, de Rohinton Mistry. Habla de la India en los años 70 y dice cosas como estas;
"In foreign countries they fear baldness. They are so rich in foreig countries, they cam afford to fear all kind of silly things"
"But, like bow ties and watch-chains, fair fights gone out of style while we weren't looking".




Boudhanat




Asi es como se sube al mini bus


Ante los Annapurnas

Con nuestro guia superprotector, Mon



Momos, comida tipica




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